Power, corruption & lies

viernes, 23 de abril de 2010
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Samaranch en el Arc del Triunfo de Barcelona el año 1974 en un acto conmemorativo del golpe de estado franquista. En aquella época, empezaba a ser poco usual usar en público el saludo fascista. A su lado, el alcalde Massó evita hacerlo.

Juan Antonio Samaranch

Por Josep Maria Huertas Claveria

"Juan, mañana Cuando os levante yo ya me Habré ido y no pienso volver", le dijo Juan Antonio Samaranch al escritor Joan Llarch en La Curullada, un pueblecito de la Segarra donde ambos estaban destinados en 1938 como soldados de la 60 División republicana que mandaba el dirigente comunista José del Barrio. Y es que Samaranch ha tenido algunas veces una irresistible tendencia a huir cuando las cosas van mal dadas, como ocurrió en 1977. Fracasado el partido Concordia Catalana en su intento de sacar algún diputado en las primeras elecciones democráticas, consiguió ser nombrado embajador en Moscú y puso tierra de por medio.

Juan Antonio Samaranch Torelló nació en Barcelona el 17 de julio de 1920, un día que siempre consideró providencial. Dieciséis años después, Franco se rebelaba contra la República, el 17 de julio de 1973 sería nombrado presidente de la Diputación de Barcelona y exactamente cuatro años más tarde dejaría el cargo para ir de embajador en la entonces URSS, y el 16 de julio de 1980 fue nombrado presidente del Comité Olímpico Internacional (COI).

El padre de Juan Antonio era un industrial textil que tenía la empresa Samaranch en Molins de Rei, empresa que haría aguas durante la crisis de los años setenta. El joven estudió lo que entonces decían comercio y se convirtió en profesor mercantil. Lo llamaron a hacer de soldado a los 18 años, pero se fugó y pasó al bando franquista. En 1946 cayó enfermo de tuberculosis, pero se curó y se dedicó más al deporte que en los estudios. Hizo alguna vez de boxeador, pero donde realmente se hizo un nombre fue como jugador de un deporte poco conocido, el jockey sobre patines, del que se convirtió en seleccionador nacional. Avispado, consiguió en 1952 montar un campeonato nacional de jockey en Barcelona. Con sus amigos Juan Vilá Reyes y Federico Gallo tenía tres cosas en común: hablaban siempre en español, querían hacer carrera dentro del régimen franquista y eran del Espanyol.

Samaranch tenía más fama de mujeriego. En 1955 fue nombrado concejal del ayuntamiento de Barcelona, pero al tomar posesión el gobernador civil del momento, Felipe Acedo, le dijo: "Joven, a mí los concejales me gustan casados" y, siempre obediente con el poder, se casó el 1 de diciembre de ese año con María Teresa Salisachs en la catedral de Barcelona. Comenzó a valorar mucho la información y se rodeó de un grupo de periodistas, y también alternó los círculos de Madrid donde se hizo amigo del marqués de Villaverde, el yerno de Franco, hasta el punto de que el dictador le hizo llamar delegado nacional de Deportes en 1966. Deporte y política siempre han sido una buena combinación en la vida de Samaranch.

. En 1967 era ya procurador en Cortes, mientras se dedicaba a participar en empresas inmobiliarias con un toque de especulación, desde la construcción del barrio de Ciutat Meridiana hasta el abortado proyecto de hacer una ciudad de vacaciones en la playa de El Prat, donde tenía intereses el banquero Jaume Castell. En 1973 Samaranch se convirtió en presidente de la Diputación de Barcelona, cargo que ocupó cuatro años, en el que le sorprendió la muerte de Franco ("soy franquista Ciento por Ciento", dijo en ese momento). Listo como el hambre, vio que un futuro político no era posible, y fue a la URSS a labrarse un futuro paradeportivo consiguiendo los imprescindibles votos de los países entonces comunistas para ser nombrado presidente del COI.

Como han dicho algunos, su pasado fascista pareció borrarse cuando otro 17, pero de octubre y de 1986, anunció que los Juegos Olímpicos de 1992 tendrían lugar en Barcelona. Dicen que llevaba en el bolsillo una castaña, una costumbre habitual en él, tan supersticioso como el de intentar que los hechos importantes de su vida cayeran en 17 de julio. Plegar del COI lo hizo un día antes, el 16 de julio de 2001. Cuatro meses antes, el Ayuntamiento de Lausana, la ciudad del COI, se opuso a una petición para que fuera declarado ciudadano de honor por su pasado franquista. El Ayuntamiento de Barcelona le había dado, en cambio, la medalla de oro de la ciudad unos años antes.