Dos minutos de odio

jueves, 21 de octubre de 2010
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¿Aburrido con la clase política? ¿Mosqueada tal vez? ¿Siente que ya no es el mismo cuando salen felices y contentos en TV oliendo a perfumes caros y no sabe qué decirles? ¿Sufre ansiedad al quedarse en blanco? No se preocupe, desde la selva vietnamita le ofrecemos un magistral conjunto léxico-insultante para aliviarse de su situación. En este pack, bajo dominio público de obligado uso, verá la vida de otro color. Abandone el "cabrón","choriza", "hijoputa", "ladrón", "corrupta" y demás trivialidades que ya no sirven, la inmunidad auditiva es cada vez mayor, pero usted puede superar esa difícil barrera. Si tiene la suerte de tener tan cerca a los culpables de la crisis como para que puedan escucharle, ya sea en una manifestación o una reivindicación en un edificio público ante un acto que protagonice su oponente, le animamos a experimentar con las siguientes proclamas antistressantes:

  • ¡Burgués! Claro que sí, alguien que vive de usted y roba su plusvalía a modo de impuestos abusivos lo merece. Se sentirá mejor cuanto más lo use.
  • ¡Capitalista! Indudablemente, un clásico que por desgracia ha caído en el olvido.
  • ¡Desclasado! Puede dedicársela a sus antiguos compañeros que se pasaron de la consigna obrera a la corbata y golf al ritmo que caían billetes sobre una mesa.
  • ¡Revisionista! Palabra larga que se llena en la boca, la favorita de Mao. Combinándola con la anterior, su cabreo se convertirá en poesía. Orgásmico.
  • ¡Pequebu! Proviene de "pequeño-burgués". Muy indicado para aquellos arribistas que, de la nada, se convierten en concejales de mucha trayectoria interna tanto en su partido como en la administración pública.
  • ¡Represor! Un tanto hiriente, pero efectiva. Su oponente le mirará con sorpresa. ¡Asegurado!
  • ¡Aznarista! Aunque parezca que esté orientado a cierto sector político, no se preocupe, equivale a "aquel que se cambia de chaqueta con la cartera abierta".
  • ¡Requeté! Un homenaje y recuerdo con añoranza al bando fascista de la Guerra Civil y al carlismo decimonónico, no se arrepentirá.
  • ¡Español! Muy solicitado entre diversas entes nacionalistas dentro del Estado de mismo nombre.
  • ¡Terrorista! La ambigüedad de este término hace que su oponente se muestre confuso/a. No sabe si le habla a él/ella o se está auto-declarando como tal.
  • ¡Anti-obrero! El continuo retroceso de los derechos sociales son directamente proporcional al tamaño de sus mesas de despacho ministerial. Hágaselo saber.
  • ¡Menchevique! Una aportación leninista a este léxico. Si denota que su oponente dice mucho pero hace poco por la vanguardia obrera, acertará de lleno.

Bien, hasta aquí nuestra pequeña introducción a "Cómo convertir sus palabras en balas sin que se encasquillen en la garganta". Esperamos que lo hayan disfrutado y escuchamos sus aportaciones, serán bien recibidas. El dinero recaudado servirá para conocer el verdadero efecto de la reacción entre los hidrocarburos y las llamadas "oficinas de empleo".